La práctica de algún deporte o actividad física en forma regular proporciona múltiples beneficios a la salud, ayudando a reducir los factores de riesgo asociados al sedentarismo.
A nivel físico:
- Mejora la función cardio-respiratoria.
- Colabora en mantener un peso corporal adecuado.
- Ayuda a controlar el colesterol y los triglicéridos.
- Regula los valores de presión arterial.
- Ayuda a prevenir la osteoporosis y disminuye el riesgo de fracturas.
- Mejora el estado físico en general, disminuye los dolores musculares y articulares.
A nivel mental:
- Reduce el estrés y contribuye al bienestar anímico
- Favorece la capacidad de concentración
- mejora la memoria.
- Reduce la ansiedad
- Previene la depresión.
Los tipos principales de ejercicio son:
Aeróbico:
Son movimientos repetidos y prolongados en el tiempo donde se utilizan la mayoría de los grupos musculares. Ej.: caminar, correr, nadar, patinar, andar en bicicleta, etc.
Lo ideal es hacer al menos 30 minutos por día, entre 3 y 7 veces por semana.
De fuerza y resistencia:
Corresponde al levantamiento de pesas o ejercicios localizados usando el propio peso del cuerpo. Son fundamentales para mantener el tono muscular y óseo, que se va perdiendo con los años.
Se recomienda hacerlo al menos 2 veces por semana, descansando dos días entre una y otra.
De flexibilidad o elongación:
Son movimientos suaves y sostenidos por 20 o 30 segundos en la misma posición que proporcionan mayor agilidad y resistencia y ayuda a prevenir el daño de las articulaciones.
Estos ejercicios se realizan habitualmente luego de un entrenamiento aeróbico o de resistencia.
Se recomienda en todos los casos:
Consultar al médico antes de comenzar la práctica para evaluar la actividad que mejor se adapte a la edad, condiciones físicas o algún condicionante de salud.
Realizar un calentamiento previo de 10 minutos y una sesión de elongación luego de cada entrenamiento.