Todos los años el 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental. El tema propuesto por la Organización Mundial de la Salud para este año es “La Salud Mental y la Juventud en un mundo en transformación".
Los cambios que se producen en la adolescencia y en los primeros años de la vida adulta, en el colegio, el hogar, al entrar a la Universidad o a la vida laboral, son para muchos apasionantes, pero también pueden ser causa de stress. En nuestra época, el uso creciente de las tecnologías en línea, al mismo tiempo que aporta beneficios puede generar tensiones adicionales y desafíos para los jóvenes usuarios a la hora de administrar su utilización. En algunos casos, si no se reconocen y controlan, estas exigencias pueden ser causa de desequilibrios emocionales o de trastornos mentales. La prevención de estos trastornos comienza por la información acerca de la importancia del problema y por la comprensión de los síntomas y signos precoces que alertan acerca de la seriedad de una crisis que pudiera desembocar en una enfermedad mental.
La mitad de las enfermedades mentales comienzan antes de los 14 años, pero la mayoría no son detectadas o tratadas a tiempo. La depresión, por ejemplo, ocupa el tercer lugar respecto de la carga de morbilidad entre los adolescentes. El suicidio es la segunda causa de muerte en ese rango etario y los accidentes de tránsito, en su mayoría vinculados al abuso de alcohol y de drogas, la primera. El abuso de sustancias no sólo puede aumentar el número de casos de conducción temeraria, sino también desembocar en conductas sexuales de riesgo. Cada año se registran en el mundo 44 nacimientos por cada 1000 chicas de 14 a 19 años.
Por suerte es cada vez mayor el reconocimiento de la importancia de ayudar a crear resiliencia mental desde las edades más tempranas, no sólo en beneficio de la salud, sino también como una vía para el desarrollo de toda la sociedad. Los padres y profesores pueden contribuir a crear en los niños y adolescentes aptitudes que los ayuden a hacer frente a los retos que encontrarán cada día en casa y en la escuela. Es esencial la inversión pública en programas integrados, con la participación de las comunidades, del área de la salud y de la educación, que den a conocer a los adolescentes y adultos jóvenes pautas para el cuidado de su salud mental y para la ayuda a compañeros, padres y maestros para saber cómo prestar apoyo a sus amigos, hijos y alumnos con problemas. Éste es el objetivo del Día Mundial de la Salud Mental de este año.